martes, 25 de mayo de 2010

Taller de cuento. Lectura e Inicio de actividades


Lectura de Cuentos de los integrantes del Taller de cuento de la Librería "José Luis Martínez".
Miércoles 26 a las 20:00 hrs.

Sesión de información de los Talleres.
Jueves 27 a las 18:00 hrs.

Av. Chapultepec y Libertad. Guadalajara Jalisco. 2010

sábado, 1 de mayo de 2010

domingo, 28 de febrero de 2010

Patricia Atxurra

Piojos



¿Qué más tenía que hacer?, se pregunta el gordo de cabeza rascada mientras mira en su habitación la mesa en perfecto orden. “Los memos están hechos, apilados y engrapados. Pasado mañana conseguiré el ascenso”.
Tres meses antes estuvo almidonando las camisas, alineando los papeles, saludando —con dientes tabacaleros— y preparando la solicitud, para el tan añorado día. Para el gordo, conseguir el ascenso, significaba el deslindamiento del prejuicio de los cuarenta. Sería la confirmación —a medio cigarro— de que no era un mantenido por sus padres y que por fin, había retribuido al arduo labor de años de meticulosa educación.
Rasca que rasca la cabeza con sus uñas mordisqueadas al recordar: decidí hace 20 años mudarme de casa, para adquirir lo que otros llamarían, maduración proactiva. Ahora ha cambiado, con este trabajo decente, —justo lo que se espera de un hombre de su edad, ocho horas de mal humor, ropa que no favorece y una paga que no alcanza—. “Pasado mañana, con el aumento salarial del 0.2 %, seré exitosísimo”. Su problema —le habían dicho— era el desgano, el desarreglo “pero las camisas almidonadas, me asegurarán que nadie podía recriminarme nada y así lograré mi independencia”.
No terminando de imaginar su animoso futuro, cuando un dolor en su cabeza, reclama su mirada al dedo sangrante con pelo. Mueve su masa al espejo del cuarto de sus padres y al prender la luz, reza por no quedarse calvo.
Pero su cuero cabelludo sangra grasosamente y duda sí chillar como un flacucho o correr por la peluca de la abuela “Calma, eres un ejecutivo” piensa sarnosamente, mientras agarra el peine de la abuela —aquel de las cerdas pequeñas— y se repasa uno a uno los pelos que van cayendo cubiertos en rojo escozor.
—¡Tita! — grita al fin el doliente. Para ser examinado bajo las lupas de lentes entre chasquidos de dentadura y comezón extrema escucha el horrible veredicto
— Tienes piojos, chulo.
Los memos, las camisas y la nomina caen mentalmente en un triturador. Nunca conseguiría el ascenso si llegaba al pulcro empleo, repleto de bichos pestosos.
En la farmacia compra todos los remedios de aspecto a concreto que encuentra: pomadas, shampoos y píldoras, rogando que la plaga cese, y que no haya evidencia.
“Finalmente el gran día”, el gordo aséptico corre al baño para examinarse minuciosamente. La sobredosis de remedios antipiojos, ha surgido efecto.
—Al son de “¡al grito de guerra!” —, se pone la camisa rígida, se peina los pelos renovados y marcha al trabajo.
Ya en el mercedez —ruta 183 A—se da cuenta, que su propuesta de proyecto, los memos y comprobantes, se han quedado en la mesa aplastados por los remedios antipiojos.

jueves, 18 de febrero de 2010

Miguel Ángel Hernández Rubio (1956-2010)




Casa Zuno.. Viernes 19.30 hrs. 19.02.10.

No duda la manzana
y de pronto se expande
el olor de almizcle
en la piel de la tarde.

Sudan los abetos
y se arquean los sauces
y los pirules truenan violentos
contra el aire
que promete y no cumple,
que es un perro desaire
que los trae y los lleva
rumbo al cuerpo de nadie.

miércoles, 5 de agosto de 2009

RE } INICIO DE ACTIVIDADES

Taller de cuento
FCE Librería “José Luis Martínez”

Martes
5 a 7
Coordinador: Luis Fernando Ortega (044 33 1 1754 997)

Nos reunimos para compartir nuestras lecturas y experiencias narrativas, con la intención de aplicarlas en el trabajo de creación individual.
Este taller está diseñado para aprender a sacar provecho de las propias ideas, motivar nuestra creatividad e introducirnos en el análisis de contenidos literarios (de textos propios y de obras publicadas)

jueves, 25 de junio de 2009

Cuento Universidad de Chapingo

Felicitamos a
María Teresa Figueroa Damián
integrante de nuestro Taller de cuento
por haber obetenido el Primer Lugar en el
Concurso Cuentos Campiranos de la
Universidad Autónoma Chapingo.
portal.chapingo.mx/contenidos/content/view/89/2/

miércoles, 27 de mayo de 2009

Ma. Teresa Figueroa Damián

LA JEFA

Está chida la foto, lástima que le pusieron esas palabras. Pero la voy a recortar y seguro que más adelante nadie se va acordar de lo que dijeron. Nunca habíamos salido en el periódico, y míranos, parecemos pirrurris: la Jefa sonriendo nosotros con nuestros mejores trapitos. Pero de verás que se pasó.

Como siempre exagerando eso de limpiar, hasta el jabón lava. Bien pudo evitar estos trastornos, empeñamos hasta las cubetas. Cuando los chamacos crezcan y vean el recorte les voy a decir que estábamos festejando a la Jefa y no será mentira porque sí que fue festejo.

¡Ay Jefa! a ver si para la otra se fija y deja de andar desentilichando la casa como acostumbra. Y Carlos que dejó ahí la tal tarea. ¿Desde cuándo estaría guardada? Yo todavía no me casaba pero me acuerdo que vi los huesos oreándose en la azotea. Todos los vimos pero Carlos dijo que era un trabajo que le dejaron en la Facultad y que cada es estudiante iba a armar un esqueleto.

El ministerio público nos habló como si estuviera ladrando, que ustedes son los cómplices, que la mujer parricida, así le puso a la Jefa. Carlos fue el único que tuvo ánimos de explicar lo de la tarea: que era parte de la clase de anatomía, que en ese tiempo era fácil conseguir la osamenta nomás con una propina. A nosotros nos pareció muy claro, muy convincente pero el Sr. Agente que no, que auto ¿o acta? de formal prisión. Mamá muy digna con su falda que se pone para ir a las juntas en la colonia, nomás dijo que estaban en un error, que ella nomás había descombrado el cuarto de las escobas y que encontró ahí los huesos.

Para algo tan simple tuvimos que conseguir un abogado y pagar fianza. Vuelta y vuelta. Con la angustia de que se nos fuera a enfermar o que la fueran a lastimar en la penal. ¿Será tan difícil entender que ella sólo quería limpiar la casa? Declaró una, dos, diez veces que le pareció correcto juntar todo en un costal y sacarlo cuando pasó el camión de la basura. Cuando escuchó en el noticiero de lo que llamaban el macabro descubrimiento ni siquiera pensó que tuviera que ver con ella. Empezó a preocuparse cuando vio que pasaban las patrullas y que el personal de limpia señalaba nuestra acera. Pero lo peor, cuando llegaron los policías y preguntaron que si en esa casa habían tirado un costal con restos humanos, no fue capaz de negarlo. Con toda la ingenuidad dijo que sí, que ella había sido. ¡Ay jefa!

Menos mal, después de tanto problema, y de tanto gasto ya estamos de vuelta en casa. Y salimos muy bien en ese retrato, los tres hijos abrazando a su madre, lástima que debajo se lea “por falta de pruebas sale libre la vieja encostaladora”